
Siento, en tu mirada, cómo escudriñas con tiento, los últimos retazos de mi empatía olvidada. Si soy X el mundo me hace Y. Mi razón se colapsa, y hasta la ecuación más nimia resulta imposible de resolver cuando la ira me invade…
Sostienes mi mano, en un esfuerzo por mantenerme a tu lado: haces un último intento por evitar el holocausto, la nova que estalla en los albores de la consciencia, imposible de controlar cuando la furia se apodera de mí…
Cierra los ojos, me susurras, enfoca tu energía hacia el infinito y atraviesa con tu haz radiante todo resquicio de oscuridad en el universo. No sucumbas al abismo, y tu estrella brillará con más fuerza que ninguna otra…
Te observo con detenimiento, te examino cual lobo malherido: eres simpleza nacida de un pozo de extrema complejidad. Tu franca y honesta mirada esconde el tormento de estar viva…
El fuego intenso, arde en mi interior, carboniza mis sentimientos y tan sólo deja las cenizas de la flor que me ofreces: estás condenada al fracaso, mi fría calma te abrasa cuando la cólera me consume…
Tus ojos tristes, mi mirada solitaria. Tu luz blanca, mi artificio de azogue. Tu perpetua sonrisa, mi corrupta barrera: acerada piel de metal, imposible de atravesar cuando la rabia guía mi existencia vital…
Sostienes mi mano, en un esfuerzo por mantenerme a tu lado: haces un último intento por evitar el holocausto, la nova que estalla en los albores de la consciencia, imposible de controlar cuando la furia se apodera de mí…
Cierra los ojos, me susurras, enfoca tu energía hacia el infinito y atraviesa con tu haz radiante todo resquicio de oscuridad en el universo. No sucumbas al abismo, y tu estrella brillará con más fuerza que ninguna otra…
Te observo con detenimiento, te examino cual lobo malherido: eres simpleza nacida de un pozo de extrema complejidad. Tu franca y honesta mirada esconde el tormento de estar viva…
El fuego intenso, arde en mi interior, carboniza mis sentimientos y tan sólo deja las cenizas de la flor que me ofreces: estás condenada al fracaso, mi fría calma te abrasa cuando la cólera me consume…
Tus ojos tristes, mi mirada solitaria. Tu luz blanca, mi artificio de azogue. Tu perpetua sonrisa, mi corrupta barrera: acerada piel de metal, imposible de atravesar cuando la rabia guía mi existencia vital…
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